5/27/2008

El tema del momento

Leyendo una revista de diseño encontré en su página editorial “El tema del momento es la ecología…”, al inicio y en negrillas, firmada por la editora de la publicación Picnic. Momento seguido un recuento de mis conocimientos sobre la ecología inició, la ignorancia me había privado de la carga “esnobista” del término.
Mi curiosidad me llevo a consultar el profundo libro, “Ecología para principiantes” –que había llevado en mi clase de ecología en la facultad- el cual ubica la primera definición de ecología en 1870, en una publicación del zoólogo alemán Ernesto Haeckel, la cual dice: “Entendemos por ecología el conjunto de conocimientos referentes a la economía de la naturaleza, la investigación de todas las relaciones del animal tanto con su medio inorgánico como orgánico, incluyendo sobre todo su relación amistosa y hostil con aquellos animales y plantas con que se vincula directa o indirectamente”.
El diccionario de la real academia española la define como: “Ciencia que estudia las relaciones de los seres vivos entre sí y con su entorno. Parte de la sociología que estudia la relación entre los grupos humanos y su ambiente, tanto físico como social. Defensa y protección de la naturaleza y del medio ambiente”. Donde la primera acepción guarda una estrecha relación con la de Haeckel. La segunda ubica la ecología dentro de las Ciencias Sociales, cediendo el medio a un espacio social. La última acepción es la que mantiene menos relación con las anteriores, al hablarnos de una defensa y protección.
La ecología inicia entendiéndose como la relación entre los seres vivos y su entorno; luego se amplía el término a la relación entre los seres vivos, su entorno y ellos mismos; hasta llegar a la defensa y protección de estas relaciones, definición que surge del argot popular.
La carga de defensa y protección de la ecología surge en los setentas cuando estudiosos de diversos rubros identifican problemas en “las relaciones de los seres vivos entre sí y con su entorno”. La conciencia mundial notó un desajuste, había que proteger a los seres vivos, sus hogares, al hombre; la ecología ya nos había dicho que estos debían relacionarse, ahora ella velaría por todos.
Estos problemas han sido identificados por antropólogos, sociólogos, arquitectos, biólogos, zoólogos, artistas, gente que al igual que todos vive en comunidad con un entorno y otros hombres. Ilustraré una de estas llamadas de atención no tan del momento. “Los problemas ambientales y ecológicos son en realidad problemas sociales causados por el hombre mismo, que no ha entendido que la naturaleza no le pertenece, sino que él pertenece a la naturaleza. Así, el hombre, por egoísmo, voracidad, ignorancia o apatía se convierte en verdugo y víctima de la naturaleza, dentro de un medio deteriorado que él mismo ha provocado y que es lo que más le perjudica” (Armando Deffis Caso; 1994).
El “tema del momento” no es la ecología, es la crisis que está sufriendo este sistema de relaciones. Es triste como hemos acuñado un término que significaba balance, en otro que ahora significa defensa y protección; es denigrante como lo empleamos para encasillar –Aquel es un ecologista, separa sus desechos-. Todos somos parte del mismo sistema, y si este colapsa, nosotros con él.
Entre la indignación de la página editorial de la Picnic, una leve fiebre y el sueño atrasado por días, recibí un par de cuestionamientos que terminaron por hacerme la noche aún mas pesa –sumándole el sobre entendido calor de Yucatán-. ¿Qué haces por el medio ambiente? ¿Qué haces por la ecología de tu ciudad? ¿Es solo una fase de ecologista?
Mi paciencia se hizo ausente, no entendía el porqué de las interrogantes, me daba rabia, me provocaban sudar aun más y creo que mi temperatura se emparejó a la de Ticul de unas semanas atrás. Ante mi consternación intenté adentrarme en las creativas mentes de los arquitectos que me interrogaron ¿Qué les habría llevado a realizar esas interrogaciones? ¿Por qué a mí y no a ellos u otro más? ¿Por qué el tono retador y juicioso? ¿Por qué iniciaron sus preguntas luego de recordarme que soy arquitecto? Acaso, este hecho me exonera del problema.
Aunque mi morada dista mucho de la templada Londres victoriana y mi pipa parece de playskool junto a la de Sherlock Holmes, creo que hallé el catalizador de mis interlocutores: la frase que tenía en el messenger. Esta hacía un recordatorio –porque seguramente es un dato que todos traen presentes- del alarmante número de pandas gigantes que habitan en el mundo, y se enseñaba la dirección del blog de un grupo de personas preocupadas por los problemas ambientales al cual pertenezco. Fue tal su intriga e indignación ante la minúscula cifra de pandas, que recibí comentarios como: “y eso a mí que”, “haz algo por tu ciudad y deja a los pandas en paz”, “eso que tiene que ver con arquitectura”.
He llegado a pensar que seguramente violé alguna de las reglas tacitas del internet: “solo decir cosas intrascendentes”. A lo cual en ese momento, se me ocurrió cambiar la frase por: “tengo fiebre, calor y mucha hueva”, “gracias por un día más de amor mi corazón”, “busco vieja buena y caliente”, entre otras que hubieran sido un total éxito. Pero no fue así, no la cambié, he inicie una campaña respondiendo las interrogantes de mis compañeros los arquitectos.
Les hable de la colecta interinstitucional de tetrapack que estábamos realizando, del programa de separación de desechos que se llevará a cabo en la facultad, de las actividades planeadas para el día del medio ambiente, entre otras cosas. Pero sus cuestionamientos se desdoblaban en otros más.
-¿Qué harán con el tetrapack?
-Una instalación en el claustro de la facultad en conjunto con los niños de la escuela primaria que nos ayudó a recolectarlo, en el marco del día del medio ambiente.
-Pero si eres arquitecto ¿Por qué no haces algo más interesante con ello? O mejor propones algo a escala urbana, que es lo que manejas como arquitecto para la ciudad.
Claro, porque no lo pensamos antes, debimos atacar el problema desde nuestro perfil de arquitecto. Reorganizar las vialidades para generar conexiones mas dinámicas y efectivas entre los diferentes puntos de la ciudad y así aminorar el tiempo de uso de automóviles. Proponer áreas verdes, parques ecológicos. Generar un plan de préstamos de bicicletas para el centro histórico. Promover una ciudad peatonal. Hacer fraccionamientos sustentables. Claro, ahí estaba la solución.
Ya me veía con el Pritzker y el Nobel de la Paz junto a Al Gore. En eso, ya vislumbrando las primeras luces diurnas, mi gato se restregó en mi pierna pidiéndome sus croquetas. Antes ya le había intentado enseñar a abrir el recipiente en el cual se encontraba su alimento, con un éxito absoluto, pero los miembros de mi familia se rehusaban –inconscientemente- a colocar el bote en algún lugar fijo que pudiera reconocer el gato –si tan solo pudiera abrir gavetas, mover ollas y diferenciar entre tupperwear y rubbermaid…-. Con un pensamiento divergente, la imagen del gato fue la que me bajó de mi nube.
Las cosas inician paso a paso, con perseverancia, en esta cada día mas aldea global, donde el protocolo inunda todo, donde la demagogia es nuestro desayuno y cena, donde se politiza hasta con un cajón pintado en la calle por un viene-viene. Como diriá Vasconcelos: primero la educación. Es esta el primer gran paso, sino de que serviría educar a todos los gatos de Mérida a tomar su comida de sus recipientes si sus dueños cada noche les cambian de lugar este, o pero aun se olvidan de comprarles la comida. ¿De que serviría un nuevo sistema de trasporte si siguiéramos prefiriendo nuestro automóvil? ¿De que serviría grandes parques si ya no podemos concebirlos sin visitar la plaza comercial? ¿De que serviría un fraccionamiento sustentable si no podemos deslindarnos de nuestro aire acondicionado? ¿De qué serviría…?
Compañeros arquitectos, mi intención no es ser petulante, engreído o simplemente arquitecto –con todo esa aura de semidioses que nos inculcaron-. No, mi indignación viene que pese a que somos arquitectos y podemos diseñar ciudades sustentables, resolver el problema de trasporte, y tantos etcéteras que se pueden encontrar en los catálogos que tenemos por libros en la biblioteca, fue necesario pedir la colaboración de pequeños de 6 a 12 años para un proyecto de recolección de desechos en nuestra facultad, por la falta de interés de nuestros afines. Aunque me reconforta pensar que ustedes si están encausando bien sus energías, haciendo evidente su paso por nuestra facultad, diseñando lo que yo no soy capaz de hacer, sin caer en las modas ni tendencias; en el tema de hoy, del día, del mes, del momento.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

El tema del momento en realidad lleva ya bastantes muchos años sonando, la parte novedosa radica en que afortunadamente cada día un nuevo grupo de personas habla de ello y mejor aún, toma acciones al respecto. Es por eso que en realidad todas estas acciones que están realizando tiene un valor muy especial, parecen muy pequeñas pero sin darse cuenta están fomentando un pensamiento que, es cierto en la facultad nos lo inculcaron, nos dan ese conocimiento en las materias ambientalistas que tenemos, mas sin embargo la mayoría solo la toma momentáneamente para "pasar" la materia. Es ahí donde radica la importancia de sus acciones, mis queridos amigos ecologistas.

Por otro lado la idea de introducir al tema a niños en la primaria y no hacer una obra escultórica o un diseño mejor en la ciudad, tal vez no se han dado cuenta (o tal vez si) pero eso tiene mayor significancia: están atacando el problema de raíz. Las personas pensamos y actuamos según las cosas que nos fueron inculcadas desde pequeños, los malos y los buenos hábitos. Solo píenselo, porque tantos programas parciales y propuestas de reordenamiento urbano encaminados a soluciones que apoyan mas el concepto de protección al patrimonio que llevan en si mismas tintes ecologistas no han podido ser aprobados y cualquier otra solución respecto a este tema que planteemos se encasilla al olvido como las demás. Es simple, la gente no tiene la mentalidad de mejora o conservación, no se le fue inculcada y para ellos no es importante.

Hace un par de años, cuando decidí encaminar mi carrera de arquitecto hacia el urbanismo y posteriormente para poder aplicar esto me adentre en una tesis cuyo tema era reordenamiento y revitalización del centro histórico, y empecé a asistir y participar en conferencias, ponencias, debates, etc, acerca del tema me di cuenta de esta necesidad: inculcar desde temprana edad los valores que harán que en futuro, los ciudadanos tengan otra mentalidad de los temas que hoy, a nosotros como universitarios, nos apasionan. Así que en una de tantas conferencias alcé la voz para dar esta misma opinión, y aprovechando la presencia de un importante colaborador del ayuntamiento en curso, propuse la creación de un servicio social en el cual los estudiantes de arquitectura con la pasión casi "orgásmica" que tenemos (algunos) sobre estos temas, vayamos a las primarias para impartir platicas, hacer actividades y dinámicas que los adentren al tema y los concienticen, para hacer que ellos al crecer, no se queden con la misma mentalidad de los padre, aquellos que han entorpecido la aplicación de todos estos programas viendo antes que nada sus intereses y comodidades. Es por eso mis amigos que me parece esta acción que tomaron ha sido la mas acertada, mas que cualquier obra escultórica o fraccionamiento que pudieran haber diseñado y me da mucho gusto que ustedes si la ejecutaron a cabo, y no se limitaron a alzar la voz, lo cual a mi no me dio mas que un resultado momentáneo, pero a ustedes, espero dure una generación.

Suerte en su evento y hagan de la participación de esos pequeños algo que los marque para que en un futuro y presente tengan otro pensamiento al respecto.

FABIOLA OJEDA.

Marko dijo...

excelente

Anónimo dijo...

hey

Yameli Aguilar Duarte dijo...

HOla!!

Mi nombre es Yameli, soy bióloga tambien de la UADY, y me dá muchisimo gusto saber que personas de distintas profesiones tengan interes sobre los "temas de moda", asi como los felicito por la gran labor que están realizando. Al igual que "el anónimo", yo tambien propuse en el plan de desarrollo municinipal del 2004, la creación de algun vinculo del gobierno con la universidades, para que se aprovechen los servicios sociales de los estudiantes en actividades relacionadas con la educacion ambiental.. sinceramente, no sé exactamente si hubo respuesta.. pero me consuela saber que otras personas tienen las mismas ideas y que de alguna u otra manera, pongan su granito de arroz.. eso es lo importante!!! Felicidades

Ricardo E. Tatto dijo...

Así es, el interés ambiental es multidisciplinario. Yo soy periodista. Pienso que es magnifico el hecho de que hayan tomado acción, mucha gente no reacciona o se convence del discurso ecológico a menos que vea actividades concretas, ideas interesantes como sus propuestas.
Al igual que las polémicas esculturas del Paseo de Montejo, que también pienso que fueron incomprendidas debido a la raíz del mal, el desconocimiento.
Lo que ustedes hacen escasea en Mérida, precisamente por la generación anterior, sí, la misma que tampoco entendió la idea de hacer arte conceptual ecológico y pretendía ofrecer un panorama de lo que se avecina, pero desde un enfoque artístico.
Por ahi se pretendía atacar a la sociedad "adulta", que se fue por las ramas y se polarizó por otras cuestiones. El punto es que ustedes tienen una mejor oportunidad precisamente con la generación que nos sigue. Ella tendrá que ser más educada y consciente que nosotros mismos. La indiferencia no es eterna, nada lo es...